los juegos del hambre por Rodolfo Perez
Aunque en 2012 el estreno de la primera película de
“Los juegos del hambre” fue uno de los grandes sucesos comerciales de ese año y
de paso impulsó tanto la carrera de Jennifer Lawrence (interpretando a la
protagonista, Katniss Everdeen) como además una serie de producciones
similares, en términos artísticos no llegó demasiado lejos. Sin embargo, cuando
el año pasado Francis Lawrence pasó a encargarse de los restantes filmes de la
saga inspirada en la trilogía de libros que Suzanne Collins escribió a partir
de 2008, los resultados fueron más alentadores: a pesar de los prejuicios de
algunos considerando que la filmografía del cineasta -que incluye
“Constantine”, “Soy leyenda” y “Agua para elefantes”- no era demasiado
contundente, “Los juegos del hambre: En llamas” superó a su predecesora en
acción, suspenso y emoción, y capturó mucho mejor la atención del espectador,
con un potencial de atracción que iba mucho más allá de los fans de los best
sellers originales.
Ahora debuta en cines la tercera parte, que siguiendo la tendencia
de adaptaciones fílmicas de años recientes -la última entrega de “Harry Potter”
y las tres películas de “El hobbit” son quizá los dos ejemplos más llamativos-
dividió el libro final; para aprovechar mejor las posibilidades dramáticas, dirán
algunos, o para generar aún más ganancias, dirán otros. Se continúa
desarrollando la difícil situación política y social desatada luego de que la
protagonista terminara abruptamente con los Juegos del Hambre al final del film
anterior, con lo que de paso se va convirtiendo en la líder y símbolo de la
rebelión contra las fuerzas del Capitolio, quienes han capturado a Peeta
Mellark.
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